miércoles, 10 de octubre de 2012

Teclado vintage: El Korg Tritón


Como “buen” hombre de ciencias no me gusta hablar sobre algo con pocos conocimientos, ya que eso denota ignorancia y nefasto atrevimiento en tus intenciones, amén de resultar poco creíble.
Pero hoy me gustaría hacer una excepción, porque amo a este cacharro, porque me parece el sumum en las tecnologías de instrumentos musicales, porque se tuvieron que inventar la palabra “Workstation” (vete a saber tu que querría decir el que se inventó la palabra) para diferenciarlo de los teclados en si. Muchos diréis que este aparato no podría considerarse vintage, pero yo ya lo considero un teclado que pasará a la historia igual que el Rhodes o el Hammond, puesto que revolucionó el mundo de la música y creó un antes y un después.

Lo confieso, desde la total ignorancia no hablo de este teclado, ya que he tenido varias veces la oportunidad de ponerme delante de uno, incluso de su evolución el Korg M3. El número de botones es descomunal, he visto naves espaciales con menos, y como dice mi amigo Edgar (Contractura DJ) es de esos teclados “que tienen muchas lucecitas”, que son tanto sus potenciómetros, drawbars, efectos y demás cosas que no tengo ni idea de cómo se llaman.

A simple vista podemos ver el módulo del teclado (marca Fatar, con selección de dureza) con el clásico pitch (doble, tanto arriba/abajo como derecha/izquierda, jugando con coordenadas) y un potenciómetro de expresión de volumen a la izquierda, también en algunos modelos hay debajo un controlador táctil en forma de rectángulo (como el del ratón de un portátil) que hace funciones de pitch.
Arriba tenemos los controladores de acordes (podemos programar acordes y los podremos accionar solo con pulsar estos grandes botones) y un controlador con pantalla para disparar los ritmos, otros botones que permiten seleccionar cualquier tipo de sonido (he visto sonidos de lo más dispares, desde tambores tahitianos, flauta de pan e incluso instrumentos tradicionales como el Sakuhachi japonés o el sitar hindú), pudiéndose cargar más sonidos a través de un diskette de 3 ½ (si esos cuadrados donde guardabas tus trabajos del insti), pasando por un CD en ediciones más modernas hasta el nuevo M3 que se actualiza directamente conectándolo por USB al PC y accediendo a un banco de bibliotecas de sonidos en internet.

He llegado a ver versiones con un programa y un micro que hace funciones de “autotune” y “vocoder”, pero ahí me pierdo un poco.

Moraleja de esta entrada: Vende tu viejo Rhodes, jubila tu pesado Hammond, manda a freír espárragos a Nord, no sueñes con un Moog, cambia todo tu “gear” por un Korg Tritón o M3 y un curso para aprender a manejarlo, no solo no necesitarás más instrumentos, sino que podrás formar un grupo tu solo (en plan “forever alone”).

2 comentarios:

Anonymous dijo...

asi es, yo tengo ese teclado, el unico problema que presenta es el tamaño, cuesta movilizarlo... :p
saludos

Anonymous dijo...

Joer macho. No tienes ni idea. Yo tengo un tritón y un trinity. El trinity suena mil veces mejor. EL tritón en cuanto a sonido es una castaña. Los pianos son lamentables. Son famosos por eso.. Es una buena maquina pero en cuanto a sonido deja mucho que desear.